Atendiendo a la España de finales del siglo XVI y principios del XVII, voy a centrarme en un acontecimiento muy concreto: la expulsión de los moriscos en 1609.
Cuando se habla de un hecho, es necesario para comprenderlo saber en que contexto se desarrolla. A continuación, para ilustrar el siguiente comentario incluyo el enlace de un video de la página de Arte y Cultura en español.
http://www.youtube.com/watch?v=z_TLUX6qy30
Los moriscos eran una minoría de musulmanes (unas 300.000 personas) que tras la invasión de Alandalús se instalaron en las tierras peninsulares a vivir, como legado de la España árabe, pero tuvieron que bautizarse y convertirse al cristianismo por orden de los Reyes Católicos. Sobre todo, se concentraron en Valencia y Aragón y solían vivir en unos barrios denominados aljamas y trabajan en las tierras de la nobleza o indústrias.
La realeza, parecía no estar muy de acuerdo con la presencia morisca y, varios reyes como Carlos I(en 1526) y Felipe II (en 1582) habían dejado entrever una política más represiva que la simple conversión para dichos moriscos; aunque no fue hasta 1609 con el reinado de Felipe III, cuando se dictó la expulsión basada en el decreto que un siglo antes dictaminaron los Reyes Católicos contra los judíos. Los motivos que llevaron a la drástica decisión fueron múltiples. Entre ellos encontramos, la consideración de los moriscos como amenaza para la seguridad de la población por una rebelión que protagonizaron los moriscos granadinos o la ayuda que ofrecían a los piratas berberiscos junto con el apoyo que daban a los enemigos españoles como Francia; la rapidez con la que se multiplicaban por el hecho de casarse jóvenes o no admitir entre ellos el celibato; el hecho de estar eximidos al servicio de las armas y el poco espíritu conquistador ; el entredicho donde quedaba la cristiandad española por la existencia de esas minorías religiosas que podían poner en peligro una homogeneidad territorial o la marginación del grupo de los moriscos respecto al resto de la sociedad que se seguía manteniendo con el paso de los años. Pero destacamos el motivo que posiblemente determinó la aprobación definitiva de la expulsión, y fue la seductora proposición que añadió en que era arzobispo de Valencia en aquel entonces, y es que el monarca se podría beneficiar de los bienes y propiedades de la población morisca e incluso esclavizarlos, al decretar la expulsión.
No toda la sociedad española aprobó esta medida, si bien la mayor parte de la población apoyaba el decreto de expulsión porque veía a la comunidad morisca como una competencia en terminos de recursos y trabajo, otra parte de la población insistía en que el estado debía dar más tiempo al colectivo para la cristianización incluso había quienes consideraban que se debía seguir tolerando la misma situación. La oposición a la medida estaba sustentada mayormente en intereses económicos ya que a la nobleza le interesaba la mano de obra morisca. Por supuesto, los propios moriscos también estaban en contra de la medida, se celebraron varias revueltas pero sus dirigentes nada pudieron hacer.
La pragmática expulsión se extendió por territorio valenciano el 23 de Septiembre de 1609. Ese día se fijó una fecha donde los moriscos tenían un periodo de tres días para abandonar las tierras españolas, con “lo puesto”. Estaban amenazados de pena de muerte y si no habían abandonado el territorio en el plazo indicado cualquiera que les descubriera podía hacer con ellos “lo que quisiera”, desde robarle las pertenencias hasta matarlo.
Aprovechando la osadía del rey, que despedía a los moriscos, caracterizándolos como herejes y traidores muchos cristianos se escondían en los caminos hacia el puerto para robar a los moriscos las pocas pertenencias que llevaban antes de embarcarse. Por este motivo, muchos señores tuvieron que acompañar hasta el mar a sus vasallos.
Para el destierro, el Rey ofreció unos galeones que les llevarían hasta tierras africanas pero algunas familias creyéndose más seguras habían fletado para sí buques y perecieron en el camino víctimas de la codicia y brutalidad de sus patrones que les robaron y mataron durante la travesía.
Las consecuencias fueron muchas a pesar de que el Rey, después de la expulsión insistía en que la medida solo había provocado consecuencias insignificantes. De hecho si bien el estudio que publicó el Consejo de Catilla en 1619 mostraba pocas consecuencias, hay que tener en cuenta que en Catilla la población morisca era excesivamente minoritaria. En términos demográficos, por ejemplo, tan solo en Valencia se perdió el 30% de su población, en el conjunto de España se perdió al 4% de la población. Algunas poblaciones quedaron completamente abandonadas y tuvieron que pasar décadas para que fuesen habilitadas de nuevo.
Económicamente, el hecho de que los moriscos no pudieran llevarse sus pertenencias hizo que estos vendieran rápidamente todos sus bienes causando con este acto una caída de precios por la excesiva oferta. Sus tierras las compraron quienes en aquel momento tenían poder, es decir los terratenientes más poderosos y pretendieron que el campesinado las explotase a cambio de unos alquileres y unas condiciones abusivas para recuperar sus “pérdidas” a corto plazo. También en este ámbito se perdieron los mejores trabajadores de la península en cuanto a una mano de obra muy productora, útil y contribuyente que resultaba muy rentable a la nobleza.
El estado se gastó en el traslado de todos los moriscos a África 800.000 ducados. Además, de este gasto la hacienda pública y también el comercio quedaron afectados por la gran cantidad de moneda falsa que presuntamente habían puesto los moriscos en circulación.
Quizás los señores feudales fueron los peores parados que vieron como sus campos de cultivo iban desapareciendo y con ellos sus rentas. Las fortalezas feudales fueron derribadas y sus dueños, que no podían defenderse por la falta de vasallos, se concentraron en las ciudades. Pero en las ciudades las cosas no estaban mucho mejor que en el ámbito rural, ya que los moriscos eran mayormente trabajadores y la industria por falta de mano de obra se arruinó y se vio obligada a cerrar algunas fábricas y talleres.
Socialmente creció la inseguridad por el aumento pirático, ya que algunos de los moriscos expulsados cargados de odio contra los españoles por su expulsión se convirtieron en piratas y azotaron nuestras costas. La pluralidad social disminuyó notablemente, ya que con la expulsión se perdieron muchas tradiciones y formas urbanísticas, culturales, agrícolas o arquitectónicas.
Que me parece a mi dicha expulsión?
Mi mentalidad es la de un ser humano del siglo XXI y no del XVI cuando ocurrieron los hechos. Por ello mi opinión acerca de esos hechos entiendo que no podría ser compartida por alguien que vivió hace 400 años, donde todo era bastante diferente… A mi parecer el mundo es de todos, o lo que es lo mismo todos somos ciudadanos del mundo. Esto de las banderas, las nacionalidades y las guerras por el territorio no me parecen asuntos que debieran de confrontar a la personas, aunque soy consciente que cada año se saldan con miles de vidas. Yo creo en un mundo plural, SIN FRONTERAS de ningún tipo, ni territoriales, ni religiosas, ni ideológicas, ni físicas…donde tú puedas moverte libremente sin que nada ni nadie te lo impidan. Quizá el hecho de vivir en una gran ciudad como Barcelona, donde puedes relacionarte abiertamente con gente de todos los países del mundo me hacer creer en ese mundo mestizo, repleto de una riqueza exquisita, en cuanto a maneras de vivir, pensar, sentir… ojala Barcelona, Nueva York, o las grandes ciudades del mundo no fueran casos excepcionales de esta riqueza y pudieran darse ejemplo de ello en todos los rincones del planeta. Considero que la expulsión que tuvieron que sufrir los moriscos en la época solo responden a ese ego que tenia y que desgraciadamente todavía tienen algunos hombres. Ese “yo”, “mio” el afán de poseer los territorios, las personas, de dictaminar los pensamientos, las ideas de la gente, de reducir las libertades y dirigir a los pueblos para mantener el status quo y dominar. Es una medida que sale del poder, de los miembros que rodeaban al Rey, y estos solo velaban por sus intereses propios, ni siquiera por el de su población. Eran personas de la corte, conservadoras, rectas que pretendían que en el territorio español sólo vivieran españoles y que estos se unieran para invadir otras territorios y hacerse con una gran imperio. En la época los hombres me movían por la lucha del territorio, las conquistas un espíritu que nos llega de antes del espíritu romano y al posterior napoleónico. Las tribus, las civilizaciones solo defendían los suyo, lo propio eran reacios al cambio y a la diferente y creyendo que lo suyo era superior al resto querían hacerse con el mundo y dominar. Más triste aun me parece, que la mayor parte de esas luchas, guerras, expulsiones… y todos los dramas sociales habidos y por haber puedan provenir de las religiones. Las religiones, son pensamientos, formas de vida, de pensar…pero no es justo que se pelee por imponerlas. Cada uno debiera elegir su propia religión, o crearse una resultado de una mezcla de aquellos aspectos que más le interesan de cada una. Es preciso respetar todas las religiones y conseguir así ser respetados por el resto.
Felipe III era un rey que tenía un enorme afán de poder, y tenía el propósito de dar al mundo una visión de una España fuerte, firme, resistente frente a cualquiera que se les pusiera por delante, quisieron, imagino, mostrar con este hecho que ellos aquello se proponían lo podían conseguir. No supieron mirar más allá de sus narices, e intentar comprender el mundo como una suma. No quisieron aceptar la pluralidad a la que está evocada el mundo y quisieron, contaminados por el ambiente de la época, seguir con sus prehistóricos ideales en la línea de la lucha contra el enemigo, el diferente, la imposición religiosa y la expansión imperial… La expulsión me parece una auténtica barbarie humana, muy injusta, que deja entrever las entrañas animales de la raza humana, la crueldad de la mente. En la época actual me parecería totalmente desorbitado una expulsión de aquellas dimensiones por la única razón de tener otras costumbres, otras religiones u otras lenguas.
Links utilizados:
http://www.club.telepolis.com/
http://www.musulmanesandaluces.org/
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