
En este medio siglo de vida, la muñeca creada como el prototipo de mujer perfecta, de esbelta figura, sexy y en la vanguardia de la moda, ha ido evolucionando: físicamente, modificando su figura y multiplicando sus versiones: rostro con o sin sonrisa, pelo largo o corto, rubia o morena, piel más oscura o más clara y modelos étnicos para conquistar otras culturas; y socialmente adquiriendo profesiones paralelamente a las que ha hecho la mujer en la realidad, adaptándose a los tiempos que le corrían, logrando así un éxito brutal. En los sesenta representó una imagen de mujer glamorosa, con muchas amigas y un novio –con quien rompió después de 40 años juntos-; en los setenta se transformó en mujer trabajadora con sus tijeras de peluquera, su casco de bombero o su libreta como secretaria atenta al dictado de su jefe; y en los noventa estudió en la universidad y se transformó en abogada, veterinaria, dentista, médica y psicóloga.

Aunque su cumpleaños (9 de marzo) tiene lugar inmediatamente después del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), parece ser que Barbie no ha sido precisamente un icono feminista, aunque cabe reconocer que ha logrado convertirse en uno de los más importantes referentes femeninos del siglo XX, conclusión a la que se llega teniendo en cuenta que las muñecas vendidas ya sobrepasan los mil millones.
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